Sobre VITISKILLS

Contexto


La UE es el primer productor mundial de vino, con el 45% de la superficie mundial de viñedos (3,2 millones de hectáreas) y el 64% de la producción (Eurostat, 2020). No obstante, según las perspectivas agrícolas de la UE (2021-2031), se espera que la producción de vino de la UE disminuya un 0,3% al año. En 2021, la producción de vino fue un 13% menor en comparación con 2020, una reducción atribuida principalmente a las condiciones climáticas adversas y las enfermedades de la vid resultantes.

Esta volatilidad es el resultado de grandes riesgos climáticos cada vez más frecuentes e imprevisibles; esencialmente, el desarrollo de la viticultura de la UE está intrínsecamente ligado al cambio climático, viéndose afectado y al mismo tiempo contribuyendo a él (EEA, 2015).

Como respuesta, la UE ha dado prioridad al fomento de la agricultura sostenible y ha suscrito los compromisos internacionales pertinentes en materia de cambio climático, siendo la agricultura precisa e inteligente fundamental para desarrollar una viticultura sostenible y eficiente en el uso de los recursos. Las prácticas vitivinícolas sostenibles reducen los costes de producción gracias al ahorro de energía y agua, evitan la contaminación (del suelo y del aire) y contribuyen a la conservación del medio ambiente.

La viticultura de la UE puede beneficiarse aún más de las prácticas sostenibles, ya que salvaguardar y mejorar el hábitat del cultivo puede repercutir directamente en el fenotipo del mismo. Una cuestión adicional, que afecta al aspecto social de la sostenibilidad, es la mano de obra diversa, temporal y móvil que se ocupa en los viñedos durante la temporada de vendimia; esta mano de obra estacional es a menudo más vulnerable a condiciones de trabajo precarias (EUROPARL, 2021).


Desafios

El cambio hacia una viticultura sostenible e inteligente aún no está respaldado por la necesaria mejora de las cualificaciones de la mano de obra. El sector de la viticultura, al igual que todas las ramas del sector agrícola en general, suele sufrir de una baja participación en actividades educativas, así como de la falta de personal que haya recibido la formación adecuada (Eurostat “Agricultural Labour Force Statistics”, 2018). Además, la oferta formativa existente en viticultura a nivel postsecundario y de EFP hace poco hincapié en las competencias verdes y digitales, como demuestran los planes de estudio actuales en la mayoría de los países de la UE (Europass).


Objetivos


  1. 1. Diseñar, poner a prueba e implantar un plan de estudios completo y actualizado sobre competencias ecológicas y digitales para una viticultura sostenible.
  2. 2. Introducir métodos de formación flexibles y recursos educativos innovadores de acceso abierto para apoyar la adquisición de competencias a ritmo propio y la inclusión en las oportunidades de formación.
  3. 3. Fomentar la capitalización de los resultados de los proyectos en la práctica de la EFP, mediante la validación, el reconocimiento y la integración de los requisitos profesionales pertinentes en los marcos de competencias y los sistemas de certificación.
  4. 4. Ofrecer buenas prácticas y recomendaciones para a) abordar las vulnerabilidades estructurales relativas al desarrollo profesional y la formación de los trabajadores de los viñedos, y b) promover la alfabetización digital y la concienciación medioambiental en las comunidades rurales.